Speechless



En un mundo tan inmenso, la única forma para ser escuchado es gritando. O al menos eso se me da bien. Se que hay un millón de formas de llamar la atención. Se que el arte mismo es la mejor forma de ayudar entender. Pero hay algo en mis genes norteños, algo en este frío/calor abrazador, en los sixes rojos y en la forma que contamos historias; llenas de hilaría altisonante y prosa alevestre, algo que simplemente me encanta del narrador norteño. Esto no significa que deprecie al silencio del mimo como mejor arma para gritar; de hecho me parece bello que en medio de una calle llena de gritos de motor y ruidos infernales, un humano de cara pintada pueda llamar la atención en completo silencio.


Sin embargo este soy yo, el que grita al mundo para la carcajada, al que las historias de los demás lo dejan ronco por una semana sin parar, pero que al final volveré con una voz más fuerte, con más brio, todo con tal de hacerme entender en el mundo.

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