No te drogues en la orilla

Eso me dijo un chamán, no te drogues en las orillas por que descubrirás
que todo esto es una farsa. Desde ese dia evito todo tipo de orillas,
comenzó con los acantilados, la orilla de los edificios, nunca pero nunca
fume un cigarrillo de mariguana en un lugar asi, después evité las orillas de
la barra cuando tomo cerveza, evito la orilla de la banqueta cuando
fumo un cigarrillo, me alejo de la orilla de una almohada cuando
veo televisión, olvídate de una rebana de cheesecake con una orilla
tan desagradable, y bueno aquí me tienes enmedio de un lugar sin orillas,
por que no se que haría si descubriera que todo esto es una farsa.

Dark Room

Un par de gays enamorados del sexo, decidieron pintar de negro un cuarto
de su casa.

No avisaron a nadie, a ningún color del tapiz ni a las velas, tampoco a las
persianas marrón ni al piso de madera. Un dia nomas llegaron con rodillos
y una charola de pintura negra, remojaron las brochas de oscuridad y
fueron matando uno a uno a los colores.
Les arrancaron los ojos, despedazaron los brazos, les cortaron la lengua,
a todos sin misericordia.

Terminada la masacre, abandonaron el cuarto.


Paso el tiempo y el cementerio de colores paso a ser un cuarto para orgías
en uno de los bares mas famosos de San Francisco.

Cultivos de Temporada


O que maravilla es el oficio de la agricultura. Frotando cariñosamente la tierra donde crecen frutos que nos alimentan. Que de las lagrimas del cielo riega el polvo que nos mantiene vivos.


O que tanta vida le dedican quienes la trabajan. Hombres de largos silencios que miden el tiempo con el reflejo de las sombras.


Maíz en el verano, rábano con frambuesa en primavera, calabaza hervida en las tardes melancólicas de otoño. Caminando por el campo no hay mujer u hombre que ande con la barriga vacía. Levanta la mano y arranca el fruto de los árboles. Chupa el néctar de las flores antes de que la zumben las abejas, muerde los brazos de una zanahoria y veras que ella se muere de placer en tu boca.


Pero ahora son tiempos difíciles. Llego el alambre y comenzó el hambre.


Pronto las tierras se cercenaron, se vendieron como putas de cantina, indiscriminadamente abrieron sus piernas, le dieron, la violaron uno tras otro, ni sus suplicas detuvieron la salvajada que dejo a la tierra llorando en la esquina.


O que piensas campesino, cuando miras la temporada montada sobre las nubes. Sin semillas de vida, sin tractos que aren, con vacas flacas que caminan sobre un polvo quebrado.


Sin otra opción, o que hará el agricultor para sobrevivir, si la tierra lo mira con ansia de sus caricias, o agricultor que te empujan a los limites de la decencia, sin otra opción, o siembra hierbamala o siembra pánico para sobrevivir la temporada.


Agujeros en línea ven el lento paso del huarache, sembrando pánico semillita por semillita, midiendo al tanteo la distancia para que no cunda el pánico, solo para una cosecha rápida de invierno, solo lo suficiente para vender en el pueblo por queso y tortillas.


El pánico es noble, hierba cueruda que ni el sol ni la noche son capaces de mermar.

O acaso unas lágrimas de miedo con gritos de terror son lo suficiente para que germinen los primeros tallos de la mata.

El agricultor regresa de la oficina de federal de Agricultura, cabizbajo sin comentar mucho a la hora de la comida, verdolagas con pichón de monte digieren su moral, no siente nada por sembrar pánico en la temporada, en sus uñas se vislumbra la orilla manchada de sangre.

Selección de Fútbol, parte del gabinete presidencial.



Unas horas antes del último vuelo a Alemania, el chofer de Javier Aguirre vira en Juárez para rodear la explanada capital y estacionarse frente a Palacio Nacional. La guardia nacional lo espera, abren la puerta del automóvil por donde los zapatos lustrados del entrenador nacional salen, camina erguido, sin un móvil de nerviosismo, casi como si conociera el camino con los ojos cerrados. De la reunión poco sabemos, aunque si saliera con la bandera enredada al cuerpo serian menos cínicos, sabemos que el resultado de la selección en el mundial tiene el completo apoyo del gobierno, algo así como tema de seguridad nacional.


El fútbol es el deporte mas popular del planeta. El mundial de fútbol el evento mas visto del año. No solo influye en el tema deportivo, sino en el cauce de las victorias o derrotas de los equipos, influye en la moral de un país.


La esperanza de un país se yergue en un equipo de 11 elementos. Los presidentes hacen llamadas directas a los celulares de sus entrenadores, invitan a los capitanes, a los goleadores a una cita en privado con el presidente.


“ Ustedes son la esperanza de una nación” les enfatizan, “ no le falles a tu pueblo, eres su héroe”


Porfirio Lobo, presidente de Honduras esta mas que atento en la sorpresa que podría dar su selección ante Chile. Por primera vez desde que entro al poder, nunca había existido tanta paz en su país, por primera vez sabe que si el milagro se cumple, él podría gobernar Honduras con menos preocupaciones de legitimidad.


El entrenador de Corea del Norte, Kim Hon jun, ante la rueda de prensa se sienta junto a un representante de la FIFA y un comisario político. Antes de que empieza la rueda de prensa, el representante de la FIFA advierte, nada de preguntas políticas, solo deportivas.


La primera pregunta es “- ¿Quién hará la alineación contra Brasil? ¿Usted o el presidente de la República Democrática del Pueblo de Corea (RDPC), el señor Kim Jong-il?


Crea un desconcierto en la mesa principal, para lo que el representante de la FIFA responde colérico, advertí, NADA DE PREGUNTAS POLITICAS.


Claro, el equipo abre contra Brasil, favorito a perpetuidad de un mundial. Pero eso no evita que el equipo de Corea del Norte, bajo la sombra del gran hermano, su alteza Kim Jong II, prometa la victoria ante al favorito sudaca como agradecimiento al apoyo de su gran líder.


Mientras el presidente de Grecia, Papolos Karoulias, mira tenso la derrota de su selección ante Corea del Sur. No podría ser peor momento, como si la ley de Murphy se burlara en su cara, de un país que va a la ruina, los ánimos de una ciudadanía violentada por la crisis económica, las huelgas, los bonos basura, la especulación despiadada, la selección que esta lejos de ser esa gran defensa que prometió en la Eurocopa.


En América Latina, continente adoptivo del fútbol, todos esperan lo mejor de sus selecciones. Los políticos no tanto por su amor al deporte, sino por el futuro de sus gobiernos. La argentina Cristina Kirchner podría devolverse a las sendas populares si su santidad Diego Armando Maradona obtuviese la copa. El presidente Calderón hasta asistió en el partido de inaugural, muy al estilo Nelson Mandela cuando unió al país bajo el rugby. Todo lo que sea para drogar un país, para que olviden al menos por un mes del desastre donde vivimos.


Para Lula da Silva, una senda de victoria de su selección es el empuje que necesitan para de una vez por todas exaltar la década maravillosa de Brasil bajo su liderazgo, ayudando al partido oficial en las elecciones presidenciales a celebrarse a mediados de esta año.


En la Casa Blanca, Barack Obama pregunta a su asesor que influencia tiene su equipo en la imagen política nacional, la asesora pregunta sorprendida, “Are we in the World Cup?


Nicolás Sarkozy mejor ni interviene en el equipo galo, peor le iría andar apoyando al esotérico y malquerido DT Doménech. Mirar desde lejos la caída del equipo sin que se lleve entre las patas al gobierno entero.


El polígamo presidente de Sudáfrica, Jacob Zuba, traspasa en una reunión en privado con Joseph Blatter, su preocupación por el partido inaugural ante México, el futuro de todo el continente esta en este partido, la seguridad del Mundial pende del partido. Blatter le confieren, despreocúpate, todo se solucionará positivamente.

Personajes misteriosos de los países africanos en el mundial, prometen premios monetarias a los jugadores que metan goles ante sus adversarios, que derroten a Messi y a Cristiano Ronaldo, un gol que calme las ansias de países inmersos en pobreza extrema y corrupción. Un gol puede significar una rebelión menos. Que mas da despilfarrar millones de dólares en apuestas deportivas.


Son gastos públicos para una política saludable.


La Ceremonia



Al alquimista



A la espera de los últimos 50 metros, comprendió que su hermano lo había olvidado. No era la primera vez que lo hacia, tantas veces esperándole afuera de la escuela, saliendo del cine, en el baño de casa de su novia, solo quedó el pobre, apachurrado en las gradas sin una sombra con quien platicar. Lo peor era que esta vez la ausencia de traje de baño negó cualquier intento de chapotear; a lo lejos la mirada militar del salvavidas custodiaba las instalaciones contra cualquier intruso, robándole cualquier posibilidad de nadar en calzones. Un sentimiento de resignación invadió su cuerpo, esperar ya no era una opción. Voltea a la derecha. Voltea a la izquierda. Tardó un poco en pensar, armar el plan de escape, alejarse a como de lugar de ese gran lago donde su hermano entrenaba, huir, abandonar por siempre aquel aburrimiento. Mira detrás de su hombro a un ligero viento que a lo lejos mece las hojas de enormes eucaliptos bajo el sol. Se convence que no tiene sentido esperar a su hermano sumergido en una carrera sin final, se levanta y camina hasta el final de la grada vacía, baja a brincos del inmueble y entre saltitos cruza por los charcos de la loza evitando a como de lugar que el chapoteo de sus dedos fueran a llamar la atención. Pasando el arco de las regaderas, última frontera, nota un agujero en el enrejado color verde. Imagina al cerdo salvaje que corrió despavorido por entre los campos y con su fuerza dejo aquel enorme agujero.



Se le dibuja una sonrisa en la cara, vislumbra su propia salida, escapar por aquella ventana abierta a la libertad. Acerca su mano para levantar las afiladas puntas de metal, evitar su notoria intensión de acariciarlo. Alza un pie al aire y sosteniéndolo un poco, tuerce la nuca empujándola en una curva perfecta hasta llevar su cerebro a comprender que está del otro lado; sabia que la parte mas difícil venia con su espalda, puesto que sus ojos un poco perdidos entre el bosque de eucaliptos, habían de calcular todos los movimientos con una ecuación invisible, una métrica imaginaria que implicaba el mayor de los trabajos neuromatemáticos. Por ello se motivó al hombro derecho que retrocediera un poco para que su columna se columpiara de ida y vuelta. No era un paso fácil, le entro un miedo en el acto, pero no podía perder tiempo en armar alguna excusa ante las autoridades pertinentes si la detención se ejercía. Era ahora o nunca. La atención se centró en el pequeño dedo índice de su mano derecha que funciona como gancho de equilibrio, la base de un pie izquierdo al otro lado, mientras su otro pie se aferró al piso como al filo de un gran cañón; desconoce la existencia de un paraíso al otro lado y ¡temeroso prefiere quedarse a esperar hasta que los otros encontrasen lo que buscan. Pero tal escenaro es imposible, bien que el cuerpo ha sido educado con la regla sagrada de nunca dejar a nadie atrás. Así que la rodilla aprieta fuertemente del hombre del pie, lo mira fijamente y lo hace correr en un enorme brinco sobre las púas del enrejado.



Un silencio invadió la secuela de segundos. El asombro por la explosión del instante dejó a todos boquiabiertos, el pie tirado en la tierra con los ojos apretados, imaginando que la oscuridad significa el fin de todo, que la espalda sufrió hasta su último suspiro enganchado entre las púas del animal ferroso, que su pensamiento eran los veintiún gramos de su alma alejándose de él, todo hasta que el roce de una pluma que cosquillea sobre su lomo llama su atención, apenas entreabre un ojo, el destello de la luz acarreando un olor a eucalipto, el fondo de una pradera interminable de océano vegetal. Enseguida continuaron los aplausos y felicitaciones por su valentía, mientras la rodilla, vieja guerrera prefirió regresar a su puesto y ver todo desde lejos.



Para el pequeño, sintiéndose libre por primera vez, sus pies descalzos eran el primer contacto con un sentimiento que desconocía. La caricia de la tierra, la pasividad de los enormes troncos con hojas, el río de oxigeno que entraba por sus fosas nasales, la pureza de un mundo perdido. Era la adrenalina de los primeros exploradores, de ser los primeros ojos en ver lo que ve, un paraíso habitado por miles de seres mágicos hasta ahora sin nombre. Miraba a su alrededor el paisaje de una postal que no reconocía, pero aun así le parecía que siempre había sido suya.



A su alrededor pequeños insectos alados que se acercaban hasta la punta de sus pestañas para tener un mejor vistazo del nuevo inquilino. Revoloteaban animosos para saludar, bien sabido su volátil hospitalidad. Miles de ojos aparecieron entre los recovecos del madero, debajo de las rocas, por entre las nubes para encontrarse al príncipe que avanzada por el bosque sin premura.



Un boquete de flores lilas se levantan lo mas alto posible y muestran los pistilos llenos de miel. Las abejas se suspenden sobre ellas, seducidas y excitadas. El pequeño se acerca, tira su retaguardia al son de la gravedad y cruzando su rodilla derecha como soporte le permite en el instante del descenso cruzar inmediatamente las piernas hasta quedar en posición de flor de loto.



El pequeño acerca sus sentidos hasta las flores, un vaivoneo mareante las sacude, una abeja extasiada en un baño de champán de polen, la flore tiesa lo mira en su lecho con los ojos rellenos de amor.



A milímetros, su rodilla funciona lentamente como eclipse de luz para un hormiguero ciertamente antiguo. El repentino ocaso irrumpió como trueno a la rutina que parecía ser de horario matutina, ahora innegable vespertino; rompe las líneas de engranaje de recolección de avellanas y pétalos de león. Las antenas apuntan despavoridas por respuestas, dado que una que se detiene frena a la siguiente e así en reacción en cadena hasta de repentino que todas libres de sus labores han puesto a mirar aquel acontecimiento jamás experimentado. Una hormiga corre despavorida con la imagen bien guardada en algunos de sus tres ocelos, corre entre las demás por los túneles de la gran colonia, el camino recién reabierto ahora con adoquín amarillento , faroles funcionando a través de un ingenioso sistema de hormigas que alimentadas por una sustancia sacarosa cosechada en la colonia, daba la capacidad de arder lentamente hasta consumirse junto a la oscuridad. Por ello la hormiga corría con mayor adiestramiento, entre los cuartos comedores y salas de descanso, viró a la izquierda para bajar la gran escalinata real donde se tiene un mejor vistazo de la arquitectura helénica del hormiguero, millones de hormigas caminando a sus labores diarias, repartidores de frituras de girasol, imponentes tenazas de los drones rojo fuego dedicados a la dirección de tráfico, un gran desorden con un lujo de ordenamiento ejemplar, pero abajo nadie parece estar al tanto del fenómeno astronómico que al momento sucede en el exterior. La hormiga olvida la escalera burocrática he irrumpe en la sala de la reina. La conmoción obliga la guarda real a sostenerlo ferozmente, pero la hormiga sabiendo de su labor para con la colonia exclama.



– El quinto sol ha bajado, se ha cumplido la profecía.



Vociferaciones impregnaron el cuarto real, comensales y generales dudando de una obrera de la 37va generación como mensajera de una antigua profecía. Una situación inusual para el día, pues bien es sabido la demencia de la reina, matriarca por una centuria de la colonia, que había construido la metrópoli con el solo objetivo de la llegada prometida. La contundencia informativa no fue siquiera capaz de sacarla de su transe, hablando en voz baja en antiguas lenguas muertas que solo pocos de sus ayudantes podían interpretar.



Un repentino temblor, que luego se confirmó con un registro de 7.5 de intensidad, obligó a la colonia entera a efectuar los planes de evacuación. El tumulto salió con las patas al pecíolo, la parte mas vulnerable de sus cuerpos. O gran sorpresa para todo ciudadanos al ver afuera que la noche del quinto sol yace frente a ellos. Varias se arrodillaron en lagrimas, generales y comensales asombrados, la reina cargada por una cama de hormigas mudó al silencio. Las primeras hormigas, las obreras que fueron testigos presenciales del eclipse, ya ejercían un baile desenfrenado, girando la cabeza de un lado al otro mientras desde el tórax se mecen a una velocidad intensidad. Las primeras efusivas decidieron caminar hacia él, subiendo por una nube carnosa que les prometía la eternidad, las demás empezaron a imitar a las primeras en un acto de cataclismo. Comenzó un baile catatónico desde el ombligo, en las piernas y sobre el pezón, corrían sin control desde el hombro hasta el dedo pulgar.



Aquel cuerpo sagrado pronto morfó de color, ahora volviéndose tan rojizo como las hormigas que convenían en una celebración desenfrenada. Una hormiga llega hasta el oído del niño, dos lo toman de la mano y lo llevan al frente de la reina que lo mira con aquellos ojos que le recordaban a su madre, cariñosa le acaricia la mejilla. Acto seguido dos comensales se separan dejando ver una joven princesa hormiga con la mirada baja pero coqueta, el la mira con un resplandor de sorpresa.



La algarabía no esperó mas. El trato mas que sellado. Llego un momento en que todas las hormigas estaban reunidas alrededor, cantando y dando vueltas unas con otras. Era claro que el príncipe había llegado para llevar a la colonia a nuevos horizontes, donde quiera las hormigas los veían y doblando su cuerpo juraban su lealtad al nuevo heredero. Pronto la ceremonia se realizaba con todos los rituales pertinentes, con la mirada de millones de hormigas sobre el cuerpo del niño, madres llorando, pequeñas larvas sobre los hombros de las obreras atentos. Una ceremonia hermosa de un futuro prometedor



De la nada la ceremonia se suspende cuando llega corriendo la madre del niño. Explotó en lagrimas, lo tomó en sus brazos y apretó a su cuerpo. Lamentaba seguro que no estuvo a tiempo para su niño, que nunca recibió una invitación para la coronación.

Buffete de Palabras



En algún momento (un peda puede servir) nos preguntamos como es que una palabra empieza a moverse en el léxico popular. Pensemos en su primer momento, en su nacimiento al mundo. ¿Quién la invento? Sabrá que ahora la mayoría la usamos, que llevamos a su hij@ en la boca ¿Cobrará regalías? ¿será parte de alguna guerrilla lingüística contra el orden de la Real Academia?



Si algo es claro, es que no hay orden en nuestro lenguaje. Evoluciona. Claro tenemos las bases, las letras que pegamos una tras otra para construir palabras, unirlas en frases lo mas cercano a la coherencia diálectica.



Pero luego resulta que la forma de hablar, la “ formal” es muy difícil, complicada, llena de reglas y complicaciones que nisiquiera nos enseñan a usar. Y ante esa necesidad, empiezan a nacer palabras de la calle, vocablos que sustituyen a esas raras especies de diccionarios, y terminan por funcionar mejor para entendernos.



Los clásicos, oldies, rucos, bejarracos, paladines de la Real Academia (dicese profesores de español de primaria a universidad) pegan el grito al aire, nos recriminan como si fuéramos animales salvajes. ( como si la mayoría que habla así fuera salvaje, mira nada mas, ¿no será alrevez?)



La pregunta es, esta mal comunicarnos con cotorreo?



Por que la neta hay que decirlo, no usaríamos “esas” palabras si no nos entendiéramos. Dejaría de tener sentido pedir un frajo si un bato no lo ofrece. Para que presumir a la jaina si nadie felicita o envidia. Si te toca sacar la ranfla y llegas a patin el viernes, se va a poner fea la cosa.



Creo que las palabras tienen que existir por su uso y desaparecer por su deshuso. Si son los jóvenes los próximos reyes del planeta, creo que es justo que se nos deje adherir algo de nuestro lenguaje al diccionario general.



El miedo prohíbe, como si una palabra fuera a tomar el lugar de otra, como si aquello que tanto tiempo han guardado podría desaparecer. Al final no hay ganadores. Solo el lenguaje mismo que se enriquece. Como entrar a un buffet y tener mas posibilidades. Aprendamos a que el lenguaje también puede coexistir, no hay mejores ni peores. Hay palabras chilas y palabras sarras, palabras científicas y palabras necesarias para un mecánico en pleno jale.



La onda esta en cotorrear, tripear, vivir.



Dr. Renne Piraña.