Lluvia de Meteoros



No es que no tenga planes, simple y sencillamente reconozco que nunca salen como lo planeado. Se interponen episodios como meteoritos en una órbita que ignoro calcular. Detonaciones peligrosas, implosiones que tardarán en mostrar sus consecuencias. Los planes se quedan apilados entre preocupaciones momentáneas y e intentos de salvación. Fracasos todos, si esa es la perspectiva. 

Cuando todo termina, miro alrededor. 

                                 Todo es / grietas / todo / destrucción

El zurco con las hierbas chamuscadas. Un meteoro ahora ya en manos de expertos que llevarán al pedestal del museo en turno. Yo al final, sentado con las piernas cansadas. Un poco despeinado, pero no tanto como para no tomar el pecero hasta Estación Tacubaya y emprender mi regreso. 

Qué importa realmente. El único que documentó el hecho fui yo, con lujo en detalles. Los demás quedarán con el titular, el amarillento evento que comentarán por algunos fines de semana, sin capacidad alguna (mucho menos interés real) por reconocer los detalles, acceder a todas las aristas, el largo histograma que monte un paisaje lo más completo posible. No, sus cervezas borrarán vestigio de la historia, quedarán con su interpretación para emitir el juicio final. Ese que les condecora con una mirada sublime, una dedicación que recibo de todos lados. Los escucho callado. En veces quiero revirar los errores, las fallas en la historia. Comprendo el camino tomado; seguro yo mismo hubiera llegado a la misma conclusión. Pero éste no es el caso, no en mi caso. Sin embargo, el tiempo es corto y la estafeta se pasa de uno a uno en el acribille, en total ventaja que otorga el montonero, atracción al linchamiento colectivo, el poder que ofrece la multitud ante el individuo, ante mi, que doy tragos certeros a mi botella mientras escucho las ficciones a mi alrededor, del mito que generé de mi, una mentira que se creerán pos siglos y por ellos en algunos días, por mi placer y el suyo, alimentaré para que se mantenga vivo la idea, el mito caminando.

Sobre el amor y otros demonios

Sufro con cada respiro. Sufro de sólo pensar que nunca más la podré ver, que se perderá entre la niebla de la gran ciudad y no sepa dónde encontrarla. Entonces su recuerdo se vuelve un fantasma, un mito que nadie cree por que ya no existe.  Por que se fue y talvez nunca regrese. Algunos me dicen que el tiempo lo cura todo. Pero el tiempo no te regresa los buenos tiempos que compartiste, no me regresarán sus besos ni su cuerpo que abracé en las noches de lluvia, ni su carcajada loca que me contagiaba de alegría y podía ver en sus ojos que conmigo fue por momento completamente feliz.


Por si la ven, si la conocen le puedan decir que siento un dolor intenso que me domina, que no me deja ver, que no me deja pensar. Que escucho el eco de su voz besarme las mejillas, los ojos, mi alma. Que la amo como nunca he amado, que espero el momento en que Dios me regale un encuentro, tan sólo uno más, para al menos verte y saber que eres feliz, aunque no sea conmigo.

(te)Deseos de Año Nuevo

Quiero decirte las cosas las palabras más hermosas que guarda el olvido,

esconderme en mis palabras para que hablen por mi,

Soy el el adorno donde cuelgan estas frases sin lema,

no soy error
soy palabra
soy una letra que en una oración eterna


Deseo configurarte entre mis síntomas
purificación
aumento
creo
crea
crees?

entre el tumulto me siento frente a ti con palabras clavadas en los labios 
sonriendo porque sonreir

es apenas un acto con siete pasos.