Improvisado

Escenas Improvisadas

Del Teatro de la Libertad

Por Víctor “el Chilo” Rodriguez

 

Existen días en que me levanto y siento como el aire apenas y llega a mis pulmones. Se entumen mis miembros corporales. Mis ojos se revolotean de arriba abajo sin saber que ver, mi piel se aprieta a mi ser y me recuerda que la monotonía de mis actos es solo es una imagen de auto-imposición social. Eres quien eres por que así debes serlo.  Solemos vivir felices bajo esta regla, pues  tenemos familia, amigos, tenemos gustos, hobbies, tenemos malestares, política, naturaleza y casualidades que nos llenan nuestro pensamiento con solo de esta imagen de monotonía.


Pero no les ha pasado días en que se antoja olvidar todo eso para convertirse en algo nuevo, olvidar todo lo que eres para ser el malo o el bueno, feo o un bonito, un masculino o un femenino,  la forma es lo de menos, lo hermoso es encontrarte en un nuevo personaje con características totalmente ajenas al que siempre eres.


Creo que son pocas las dinámicas que te permiten esa liberalización. Este mundo esta regido de reglas. De hecho hasta diría que es mal visto ante muchos ojos ser quien plantee romper las reglas establecidas. Ojos que temen lo que desconocen y no pueden controlar. Incluso dentro de las artes, las mismas instituciones han buscado definir reglas y parámetros para catalogar la calidad. Se pintan líneas para que la creatividad tenga una finalidad. En el oficio de crear a partir de los impulsos, se nos dice como debemos hacer, cuando, porque, a que hora y con que material.


En el teatro que es la recreación de la vida, los guiones suelen ser ataduras de donde el actor debe sujetarse para revivir  los diálogos con su capacidad de interpretación. Y siendo un arte tan extraordinario, al final el guion debe continuar, la historia tiene un final conocido, y entonces el actor no puede expresarse como más le conviniese en el momento.


El arte de la improvisación es diferente. El arte de la improvisación es el espectáculo que se crea  a partir del aquí y el ahora. No existen líneas a seguir, no existen finales conocidos ni inicios definidos. Los personajes se inventan en el momento, se inventan sus características y su historia. En una sesión de improvisación los actores se conocen y luego se desconocen, para luego reconocerse en personajes tan variados como los que viven en este mundo y en el imaginario.  Las posibilidades son infinitas.


Siente. Ve. Escucha. Huele. Olvida el bagaje de lo que normalmente eres, libérate, nunca digas que no, arriésgate y aprende del error. Enfrente del publico uno se para al desnudo, sin ningún piso físico de donde recargarse, pues todo se cimentara al momento que tu imaginación entre al juego. Estas son las reglas básicas de la improvisación, muy cercano a esa máxima de la única regla es que no hay reglas.


Y en ese momento puedes ser todo lo que quieras. Puedes ser un rey malvado, un pulpo en el fondo del mar, un tomate parlanchín, pasar a ser un  lucido vagabundo, pasar a ser un empresario y terminar siendo un pequeño niño de 6 de años de edad.


Cuando estas frente al otro improvisador, tu acompañante y cómplice, la relación entre ambos cambia. Se vuelve amorfa, se queda en un vacio de infinitas posibilidades. Es bueno comenzar la improvisación con una frase, aleatoria de ser posible, que lleve al performador un acercamiento al individuo presente. El individuo en la otra parte, deberá reaccionar positivamente hacia la situación, quedando todavía en la libertad de escoger todas las características de quien supone personificara. El responderá al primer, con lo primero que le viniese a la cabeza, lógico u ilógico, y de esta manera se inicia una curiosa sesión de acción reacción.


Las palabras se vuelven pinceles de creación. Los gestos se vuelven el señalamiento  de un sentimiento que busca simularse. Se entra en un juego, un baile sin pasos, un dialogo sin final ni principio. Entre la interacción de los improvisadores se materializan las fantasías, delirios y deseos de cada uno.


La fuerza de la improvisación radica en el libramiento de todas reglas que nos imponemos ante la sociedad. Todo eso que logramos para identificarnos y diferenciarnos de los demás se desvanece en una sesión de improvisación. Pierdes el derecho a poder decir que no, nunca se puede decir que no, siempre se debe aceptar lo que el otro proponga.


Me preguntan, cual es la mejor metodología para aprender a improvisar. Cuales son las reglas para improvisar. En que escuelas son especialistas en formar improvisadores. Y yo no sabría decir otra cosa que en la de vivir. Por que la única forma de obtener la información para improvisar esta en los detalles de cada día. No se puede improvisar sin conocer. Solo a través de lo que obtenemos del razonamiento de nuestros impulsos se llega a obtener la capacidad de improvisar. Teniendo eso entonces entra nuestra imaginación en juego. Nuestra imaginación es la que desbarata todo lo que tomamos como cierto, y es capaz de crear cualquier imagen posible. Es necesario ejercitar nuestra imaginación a través de nuestras vivencias. Desde aquí partimos para improvisar.

 

Pero también me arriesgaría afirmar que en cada acto de nuestra obra de vida, nos dedicamos enteramente a improvisar, a responder a lo que pasa a nuestro alrededor, y que aunque mucho planeemos, no tenemos un guion escrito para cada día. Cada dia respondemos, reaccionamos, improvisamos para sobrevivir.


Más si debiera recomendar al lector formas para posibilitar el acto de la improvisación, acertaría en la necesidad de ejercitar la mente. En la retención de datos, en el estar atentos a lo que pasa a nuestro alrededor, tener ojos en la nuca, en los pies y en los dedos.  Es necesario ejercitar al pudor para que se desenfade, desenfadar nuestra típica ética y nuestra típica moral. Es de gran ayuda leer, leer cuentos que nos hagan imaginar, que nos transporten a otros tiempos  y sintamos que viéndolo a través de nuestros sueños es casi como haberlos vivido.


A través de todas estas el improvisador inicia su obra y la convierte en verdad. Como no sabe que pasara ni como pasara, el improvisador debe creerse en todo su ser que lo pasa es completa realidad.


Ante un público presente, un improvisador se vuelca  hacia ellos. Al no existir una guía para el inicio de la obra de improvisación, el mismo espectador tiene la oportunidad de ser participe. Ellos pueden responder a preguntas abiertas  propuestas por los improvisadores. Sea cual sea la respuesta, esta dará el titulo y la razón de la próxima obra de improvisación. Desde ese momento el espectador y el improvisador se vuelven cómplices a través en un lazo mas personal, pues ambos tienen conocimiento de que esta obra nace en el instante. Es un producto único e irrepetible.


Por esto y por mas diría que es importante practicar la improvisación. No para dedicar nuestras vidas al teatro de improvisación, pues admito que en veces no todas tenemos capacidades como lo tienen los que dedican sus vidas a la actuación. Pero improvisar es algo del día a día, es el arma para proponer nuevos escenarios, nuevos esquemas, es el arma para aprender de nuestros errores y subirnos sobre ellos para crear.


Improvisar es ser libre, aunque sea unos momentos, y eso vale más que todo lo material de este mundo.

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