Paperos de Guayparime




La agricultura es una simbiosis entre el tiempo y la tierra. El agricultor es quien cultiva utilizando  ambos. Para nosotros, simples mortales de la normalidad, solo alcanzamos a ver los productos en los aparadores de los supermercados. Solemos quejarnos de la calidad de las verduras, de los altos precios, que si esta magullado o muy verde. Al final pesamos el producto en la bascula y pagamos por el según el precio, lo cocinamos y finalmente lo engullimos.

 

Mas no somos capaces de visualizar todo el arduo trabajo que esta detrás del fruto, de esa fresca verdura en tu plato.

 

Afueras de la ciudad de Los Mochis esta el campo agrícola del Guayparime. A principios del mes de febrero la planta de la papa se encuentra lista para ser cosechada. Don Enrique y Don Jorge, hermanos Barrantes de sangre sinaloense, se levantan a las 6 y media de la mañana para alcanzar el desayuno con Doña Maria. Ella prepara el café mucho mas temprana la mañana, alcanza algunas naranjas recién salidas del árbol detrás de su casa y prepara dos vasos de jugo con gabazo. En una olla están los frijoles fritos casi listos para servirse, en el otro se quema el aceite para arder en la yema y la clara  de 4 huevos de gallina de rancho. Sin mucho hablar, se sientan en la mesa y leen el periódico del día, novedades sobre la clausura del reten El Desengaño, la negativa del gobierno por detener el alza al diesel y la victoria chavista en Venezuela. La tres noticias se comentan levemente en la mesa,  retorna el silencio y sirven el desayuno con pedazos de verde aguacate. Don Enrique no desayuna, toma café seguido por un vaso de agua, dobla el periódico y sale del hogar.


Apurados los dos restantes terminamos nuestros  platos y nos apresuramos a la calle donde la pick up esta prendida y con un Don Enrique de sombrero norteño.

 

Nos alejamos lentamente de la ciudad. La radio no se prende y deja escuchar al silencio de la fría madrugada. El terreno de los Barrantes se mira desde la carretera que da para Guasave, a no menos de 30 kilómetros de la ciudad. El terreno a pertenecido a la familia desde inicios del siglo pasado, y la casa blanca que da la bienvenida a esta tierra fértil, fue el lugar donde fueron criados.

 


Los hermanos Barrantes son paperos del Guayparime. Don Jorge es dentista, pero su curiosidad siempre lo ha mantenido cerca de sus tierras. Don Enrique ha vivido y crecido en la agricultura. En mas de 100 hectáreas sembraron papa alpha. En algunas partes del terreno esta la papa atlantic, que es cosechada tierna, sin mucha cáscara, razón a petición de las empresas botaneras del país, que la utilizan para freírla y convertirla en las famosas papitas que compramos en las tiendas de abarrote.

 

Nos adentramos entre los campos de sembradíos. El carro desacelera y Don Enrique mira afuera con los sentidos atentos a cada rama, cada surco, que cada gota de agua no este de menos ni de mas.

 

Nunca había conocido un trabajo tan extenuante. El agricultor no solo debe de preocuparse por los altos costos que implica el negocio. La maquinaria con altos costos en refacciones, el precio del diesel, las semillas y los fertilizantes. También deben estar atentos a lo que menos controlan, que no enfríe de mas el clima, que llueva pero no tanto, que salga el sol pero no achicharre con su sequía, que sople el viento pero que no tire la mata. El agricultor como nadie, esta a merced del tiempo y el ambiente. Tal vez por eso sean tan pensativos y callados, por que solo están en el presente para pensar en el futuro.

 

Para terminarla de amolar, esta temporada las plantas fueron atacadas por dos hongos especialmente dañinos para la papa.  Este par de especies del reino fungi son coloquialmente conocidos como el tizón y la roña. El primero, ataca directamente a la planta, desde su tallo hasta sus hojas, marchitándolas hasta la muerte. Este no afecta en la calidad del tubérculo, mas a la muerte de la planta, el tubérculo queda estancado en el tamaño y no crece más, por lo que si el virus ataca a una planta con papa pequeña, entonces toda la cosecha será de menor tamaño, de menor peso, de menor ganancia.


El otro virus recurrente de la papa, es la roña. Este virus sí ataca al tubérculo debajo de la tierra y se incrusta como un callo, duro y de aspecto desagradable. En si el callo no afecta al fruto de la papa, pero a la vista lo demerita mucho. Y por ello los bodegueros pagan menos por el producto, por que al final el consumidor siempre busca entre las papas por la menos golpeada, las menos fea. Julio Montiel, otro agricultor papero en el Guayparime me la pone en la siguiente metáfora local. Es como ponerte con una mujer cacariza, no es que la mujer sea mala, en el fondo seguro es buena y amable, pero si o no solemos guiarnos por la belleza.

 

Habiendo eliminado las plagas de la planta, hay que esperar que este la temperatura idónea para su crecimiento. Cuando la planta llega a su madurez , el tallo y las hojas son  removidas de sus raíces con una maquina cortadora.

 


Llegamos al terreno que esta siendo cosechado, aunque a lo lejos parece una parcela ya removida y desierta. Mas un tractor pasa por las hileras con una excavadora que levanta la tierra y descubre entre ella a los tubérculos escondidos. La misma maquina separa la tierra de la papa y la deposita de nuevo en la tierra. Justo detrás se encuentran los jornaleros, en su mayoría chihuahuenses venidos de la etnia tarahumara.  Se cuentan mas de 15 parejas, quienes a mano recogen las papas caídas y las depositan en una cubeta, que a su vez sirve para rellenar un costal. A lo lejos esta listo una trailer para subir todos los costales de papa recogidos. Estos serán pesados en una bascula, y sobre ese peso será el pago que den al productor. El trailer se despide sin mas y toma carretera para Jalisco, en donde serán repartidas para su consumo.

 

Para esta temporada los Barrantes pronostican una cosecha de casi las 2 mil toneladas de papa alpha. El estado de Sinaloa es el segundo mayor productor de este tipo de papa, siendo el mercado de Guadalajara su predilecto. Si usted visita un mercado jalisciense, seguro encontrara alguna papa crecida en las tierras de los Barrantes en Guayparime, escoja las que mas le apetezcan, péselas en la bascula  y póngale un pilón que ahora que es temporada alta, la papa esta a un precio bajo.

 

 A 10 pesos el kilogramo, uno se come un puré de patatas impregnada en tiempo, ardua labor y una pizca de suerte, que desemboca en la satisfacción de una sonrisa salida de un platillo bien preparado.

 


Al final, el día acaba con comentarios certeros entre Don Enrique y el capataz, el compadre Pancho. Se dan instrucciones sobre las bodegas, sobre los tractores, sobre los pepenadores, sobre el diesel y después se despedirán sin mas. Los dos hermanos  navegaran de salida en su troca, mirando por ultima vez en el día las plantas que cuidan como su familia. Y así mientras en una parte del terreno se cosecha, en la otra se siembre, y en la otra se le deja crecer. Y empezará un nuevo ciclo, cada mañana leyendo el periódico, tomando café, comentado lo del día pasado y volteando al horizonte contando los minutos para estar de nuevo en sus tierras, de donde crece la mata que nos da de comer.

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