Electric Nights









El frio surca las espesas neblinas que acobijan la mega urbe de Los Ángeles en California. El Los Ángeles Memorial Stadium se vuelve el anfitrión de una de las fiestas electrónicas de mayor prestigio en toda la costa oeste de los Estados Unidos. El Together As One Party tiene por nombre la fiesta electrónica, la razón, celebrar el fin de un año y el inicio del otro.

Más de 15 populares djs se reunirían amenizar la fiesta de fin de año. De entre los mas populares de la cartelera esta Dead Mouse y el icono del trance, Armin Van Buuren.

Al acercarnos al territorio del Coliseo, se siente un atrayente cambio en el ambiente. La diferencia nos invade a través de una esencia multicolor. Gente de todos tipo de colores y sabores caminan por las banquetas que rodean al Coliseo, unos dan alaridos de júbilo, otros se acercan a las casetas para comprar boletos y poder ingresar al recinto.

La culminación de un año desemboca en esta noche, pues para muchos es el momento perfecto para celebrar el fin de victorias, de derrotas, de las altas y las bajas, pero especialmente celebrar que este día, esta noche en el conteo final, toda manifestación de júbilo es benévolamente acogida por un festival electrónico con 9 horas sin parar de divagación musical.

Mientras  el beat invade las frecuencias del ambiente, los elementos de seguridad son amables con la fila de personajes a la espera de entrar al recinto. Las extravagancias estéticas se vuelven el sinónimo de la fiesta, cuando los colores y el brillo lumínico en el cuerpo se revuelven en una permitida orgia de excitación. O los elementos de seguridad no buscan bien o prefieren no buscar, por que adentro el ambiente se hunde en locura, drogas psicodélicas se reparten en una pública clandestinidad. Las mujeres caminan por la noche con apenas su delicada ropa interior colgada a su cuerpo y si acaso una red de negligé que sacude sus blancas piernas. Jóvenes blancos, o negros, orientales o latinos dejan enseñar sus bíceps y pectorales. Poco significa para ellos el frio, cuando el calor humano dentro de la pista de baile por lo general tiende más a la desnudez que a las cubiertas de tela en el cuerpo.



El show del beat retumba entre los bailes, los brincos, el claro sentimiento de una colectividad en éxtasis. Un vocero  en el micrófono anuncia al público la retirada de los últimos minutos del año. Se enardece la gente, el baile se agita, la música mueve la tierra, los últimos se dan besos, fuman, toman, tocan, sienten los últimos segundo de un año que se vuelve pretérito, 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3 ,2 , 1…..

Happy New Year! Feliz Año Nuevo!

Los abrazos se reparten entre conocidos y desconocidos. Sin importarnos quienes somos, ni como somos, mujeres y hombres se desean los mejores sueños, las mejores oportunidades, nos deseamos una feliz fiesta, sonreímos, compartimos, platicamos, y al final, con la música a todo volumen, continuamos con nuestra fiesta, que para nuestro beneplácito, apenas esta llegando a su cúspide.

He llegado ha pensar que los raves son los rituales de nuestro siglo. Se manifiestan en ceremonias donde un personaje que llamamos Dj,  controla las ondas de sonido y se vuelve como un dios, haciendo de la música un hilo de titiritero que acelera y retrocede a merced, en una voluntaria sublevación del espectador que se deja llevar por su música.



Las luces de neón y su baile no se dejan esperar. Círculos se forman alrededor de los danzantes para vislumbrar con asombro las rayuelas lumínicas de glow sticks o los fuegos.  Conectando los hilos con sus manos, sus manos con sus sentimientos, empiezan a girarlos para crear formas, unas geométricas y muchas otras amorfas, cuestión del viaje de cada quien.



Un grupo de jóvenes se recuesta fuera de la multitud. Inmóviles dejan que una bella mujer que ávidamente succiona un chupón de dulce mire estupefacta los dedos iluminados de un chaman electrónico. Un filipino que de la nada y sin fines de lucro ofrece sus servicios lumínicos que solo busca facilitar el viaje psicodélico en el que la muchacha esta embarcada.

Las drogas se mueven como dulces. Es más fácil conseguir tachas que un trago de cerveza. Incluso más económico. 10 dólares la pastilla, efecto de 4 horas de energía listar para utilizar en el baile. 10 dólares el vaso de cerveza, 20 minutos de satisfacción depresiva.

Los grandes eventos del festival recaen sobre las personalidades de Dead Mouse y Armin Van Buuren. El primero se encuentra en un escenario justo afuera del Coliseo. Maniáticamente utiliza una cabeza de ratón muy parecido al Mickey Mouse. Pero es diferenciado por un beat electrónico electrizante, delirante en todo su ser, que convierte a su publico en un salvaje baile de emociones. Adentro del Coliseo se encuentra el popular Armin Van Buuren,  que había prometido tocar 9 horas sin parar, fuera hasta que las luces y las leyes lo permitieran.

Y los asistentes asintieron con gusto su propuesta. Unas 30 mil personas se reunieron dentro del auditorio. Nunca había visto tal imagen, 30 mil almas ( o mas) iluminadas por el neón y su baile. Era imposible no celebrar, era  contagiante.

Mi cámara resultaba un imán para la gente. Se me acercaban grupos de jóvenes, parejas disparejas a pedirme fotografías para su recuerdo.  El sudor , las sonrisas, el grito generalizado del Happy New Year ( Feliz Año nuevo!) que era un himno en común, se hacían sentir por todas partes. Me di cuenta de tradiciones interesante dentro del rave. Todos tienen un apodo, un rave name que utilizan como el seudónimo que oficializa la personalidad de ese momento. Llegue a encontrarme con una  linda chica que se llamaba Inspiration ( Inspiración) que busco el lente de mi cámara. Después de robarme su alma, me pregunta por mi apodo. No tengo , le respondo con extremosa sinceridad. Bautízame, le pido. Me ve,  me analiza y recorre mi cuerpo con su mirada. Eye-con , me responde. Me besa en la mejilla y regresa con su pareja.

 


Los pasillos dentro del Coliseo se vuelven canales de convergencia. Unos buscando intensamente el beat, otros aligerando la energía acumulado con sorbos de agua natural y un cigarrillo.Justo cuando entra la madrugada y se asienta en el ambiente, la fiesta empieza su típica decadencia. Algunos avorazados se encuentras perdidos en una dimensión que pocos conocen. Las luces se prenden y así ilumina a los últimos guerreros que aguantaron con gusto horas y horas de baile sin parar. Las 4 de la mañana se vuelve el final de nuestro feliz calvario.

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