Un temblor fractura la Paz Cachanilla


A esos de las 15:40 minutos del domingo, ( con la curiosa espera de la resurrección del ultraseñor) la falla de San Andrés decidió deshacerse de esa energía de mas. Sin aviso y con clara premeditación, alevosía y ventaja, la tierra oscilo por varios segundos, derrumban a su paso libreros y jarrones de inmenso valor familiar.


El miedo empezó a surgir de entre las grietas. Como las pestes de siglos pasados, nadie fue inmune a él. Los vagabundos, excelsos en el desmaterialismo, corren despavoridos por el que suponen es castigo de un ser supremo.


También los muchos pecadores, tan egocéntricos como siempre, suponen por su sombra se juzgan sus actos. Los ideales, dan el sentimiento de ira a la tierra, que en venganza de tanta violación sexual, no siente remordimiento con ver nuestra ciudad caer.


Pero a la tierra poco le importa, no es venganza de nadie, ni dios ni tierra, que carecen de emociones mortales como la de nosotros los simios, sino un paso que la frotera entre placas tectónicas naturalmente daría. Una matemática que tarde que temprano sucedería.


Lo que me interesa es ver a la gente de Mexicali despierta de la rutina. Los que pensaron que habían alcanzado un bienestar con llenar un mueble de bisutería


Se empieza a desquebrajar una sociedad que piensa que una ciudad de puentes y dobles piso son signo de progreso. Aquella paz que todos nos autoimponemos, ahora se vislumbra como totalmente falsa, totalmente material.


El temblor no fue nada, calles se cuartearon, dos negocios se incendiaron en San Luís Río Colorado ( seguro por un pésimo mantenimiento de sus tuberías), y a los mas, todo lo que teníamos ordenado en las gavetas se fue al suelo.


Es un pelo de rana calva comparado con Haití o Chile. Pero el numero 7, magnitud del temblor, es un numero clave, alto, bíblico.


La rutina exageradamente monótona de una ciudad, sin muchas emociones, con el placer de el sedentarismo, de la cómoda existencia en una frontera invisible, de la cual depende enteramente la supervivencia de la ciudad. Ahora se vuelve el foco de atención de medios nacionales e internacionales. Y como todo joven, la fama nos apantalla. Los medios nos muestran como victimas, familias que ven con nubes de tristeza las bardas caidas, las banquetas rotas, los vidrios del cuarto principal reventadas.


Fue la ruptura del ciclo de paz, de esa paz forzada, la que abre los ojos de la comunidad. Pero que es lo que buscara la gente, acaso se excitará en su minuto de fama, acaso se volcará a un progreso, un escalón mayor en el nivel de desarrollo, o gustara del vicio de la anarquía cuando se lo permita. Que es, acaso lo que ciudad hará, cuando el desastre se lo permita.

1 comentarios:

Selunatika | 11:17 p.m.

ah cachanilla...te la volaste