Pronuncia las palabras
adecuadas y podrás cambiar el orden de las cosas. Es un juramento. Son manchas
ilegibles. Maldita su doble virtud. Las palabras no son nada, inventos humanos.
Las palabras son todo, un hechizo mágico. Palabras inician guerras, conquistan
amores. Palabras que se lleva el viento. No significan nada; vacías con suerte es
el aire que mece las hojas que caen en otoño. Con las palabras hay que ser
puntuales, serio respeto a sus
significados. Con las palabras no se puede más que ser literal. A las personas
que las conjuran a cargo de sospecha. No confíes en los enunciados de los políticos.
Sus mentiras son verdades. Menos confíes a los poetas. Nunca dirán la verdad
sin mentir. Detrás de sus palabras está el vocero desnudo. Sólo hay de dos con sus
discursos, o son verdad o son mentira. Te amo y viviremos juntos toda la eternidad, o te amo y en la mañana no nos volvemos a ver. Literal, no hay de otra.
Las palabras
disfrutan ser sonido. Les encanta ser fonética, libres mariposas a la
interpretación. Los significados siempre moldean la situación, se ajustan
bien a la guarida. Uno escucha siempre lo que desea. Traicionando la palabra, la
vendemos porque sabemos que en el orden correcto nunca lastima. Oidos sordos. Aunque la regla natural es que
la palabra solo longeva con éxito en cautiverio. Palabra guardada, palabra que palpita. Otros no creen en palabra alguna, entonces no odian, tampoco aman.
O al menos, no saben que los diferencia. Entonces palabras somos, un sonido que es palabra la que honramos, la palabra es nuestro nombre. Yo soy. Sin el par no
eres nada. La nada. Lo que es todo y sin embargo, existes. Porque existen
palabras para todo. Sustituyen a humanos y a especies, definen colores y su
extensa gama familiar, son acciones y descriptoras mordaces, y en el mejor de
los casos son momentos pasajeros que nacen cuando los factores se conjugan en con
santa exactitud. Deleite, amor, éxtasis, vergüenza, sopor. Que es la palabra
comparado con el sentir. O explícamelo con tus palabras. Pensarás un rato sentado
en el diván mientras buscas en los cajónes. Después un silencio a punto de
culminar.
No tengo palabras, es la respuesta más cercana.
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