Decía uno, piensa en todo aquello que es tuyo, desde la cosa mas pequeña hasta la mas grande. Empieza con tu pluma, tu libro, tu ropa, sus objetos personales, luego terminas con tu cama, su base, tu departamento, tu casa de dos cuartos, luego todavía lo mas pesado, tu espos@, tus hijos, tus padres y la bola de amigos. Cualsea la bolsa donde lo hayas puesto mas vale que sea fuerte, por que te aseguro pesa un mundo. Quienes siempre cargan caminan lento. Según el, los lentos son presa fácil. Claro, quisiera ser un león y entrar a un departamento que debía ser desalojado dos dias antes, para encontrar a una bola de humanos aun tirados sobre los sillones, fumando cannabis y prendidos sobre el televisor con sus divertidos juegos de colores.
La paciencia un día muere y despierta un ser sin sentimientos. Uno no puede estar siempre cuidando los actos de todos quien los rodea. Para algo se invento el libre albedrío. Para que no tengas que decidir por los demás. El máximo valor de entender la dualidad acción-reacción.
La inactividad se parece a la neutralidad. Es quemarte los ojos y amordazar al corazón para que no opinen al presente. El inactivo poco se preocupa, ni cuando la tormenta se asome con claridad en el horizonte, se mantiene estático, pues bajo su filosofía, nada esta escrito y la obra solo empieza cuando el telón ha sido removido.
Los hijos del presente, hedonistas por naturaleza. Me cuesta trabajo entender que no soy un hijo del presente. No puedes medir sin un patrón. No puedes saber quien es bella sin que tengas a una fea con quien compararla.
Mi defensa natural es retirarme de un calculado desastre. Seguro el desastre no sea tan fuerte como mi exagerada mente imagina. Pues también se que sobreviven (lo que deja un tema para otro ensayo, si ese estilo de vida no será mejor, si no será que algunos nos complicamos la vida con escenarios ficticios)
Aun así no pienso quedarme a probar suertes, cuando llegue la ola, ya estaré trepado en la palma tomando agua de coco.
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