Los días han pasado sin dejar mucha huella. Siento su ligereza despedirse en un dulce aire de mediodía. Me han quitado un peso de encima. Pensé que era responsable de su existencia, que yo había de créalo y darle cuerda para que funcionara. Talvez por ello lo cargue tanto en mi cuerpo, lo deje que me succionara en una tarea que me había inventado. Pequeño invento que me ingenie.
Pero ahora me decido por verte caminar frente a mi.
Sin que me moleste ver que pasas sin aviso, sin cuidado, con toda naturalidad.
No niego, me causa una melancolía romántica estar allí y verte partir, pero ahora me siento mejor.
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