Contemplo los segundos mientras llevan con sus manitas la orilla del plato alrededor de los rayos UV que lucen violetas y sonrientes. Me separo de la pantalla (siempre esta ese miedo a la radiación y su consecuente régimen de mutaciones fuera de control) para encontrar algún local donde me regalen un tenedor ( nunca lleves tenedores, habla mal de ti) Regreso al reloj y el tiempo continua su paso, tengo menos de medio minuto. Aprieto el paso hasta la cenaduría, ahora mismo mis tamales dan vueltas calientitos, pero los buitres merodean, cualquiera puede llevárselos y devorarlos sin mayor remordimiento. La transacción debe ser rápida, la defensa implacable. Los segundos más importantes de mi vida, con esos segundos en retroceso comprendo la importancia de la medición del tiempo, comprendo el mundo y que nos volvemos viejos con su paso, los segundos son la caballería del tiempo que no cesa de avanzar, las miradas furtivas, los tamales giran con una risa bucónica, yo y el tenedor, el microondas el reloj del universo, dicta que el tiempo todo lo cocina, y nos abandona en un termino tres cuartos.
Ti. Ti. Ti.
0 comentarios:
Publicar un comentario