Pozos de Esperanza
Voluntarios estadounidenses ofrecen agua a los sedientos del desierto
Por: Renné Sánchez
Hace ya tiempo que Jaciel no consigue un trabajo que le de lo suficiente para mantenerlo a el y su familia. Los empleos son malpagados y los precios de los productos suben y nunca bajan. Ya le pico la idea de irse al norte, encontrar el sueño americano y así ayudar a su familia. El benefactor de sus sueños se materializa en Sr. Coyote, hombre falso de actitud propositiva. Los sueños cuestan dice el, y su prosperidad ha costarle en mas de 15 mil pesos. En el costo se incluye el pago del transporte internacional, pasar al otro lado, a la tierra de los gringos sin papeleo ni visas.
Firmar con el diablo elimina su nombre de la nomina, Jaciel ya no es Jaciel, se vuelve en el migrante # X ,junto a todos aquellos otros sin nombre, los nadie que buscan en el norte la forma de mejorar su situación económica.
La entrada se agenda por la sierra baja californiana. La oficina de la Border Patrol aun no encuentra una fuerte razón de levantar una barda por esta zona peligrosa por su sola geografía. Las piedras son tan empinadas, de barrancas y hondos acantilados , sin caminos y una mínima vigilancia circulando del lado norteamericano. El ultimo pueblo que pisa migrante # X es el poblado de la Rumorosa, en un pequeño cuarto descansa, recarga pilas, guarda en su cartera algo de dólares, la foto de su hija, la imagen de la virgen.
Las reglas son sencillas, viajar ligero. Un galón de agua. Ropa ligera, una chamarra y botas para la larga caminata que les espera. Se camina varios días, no se deje ver, sígame, bajar la montaña, el sol y su calor, la noche y sus heladas, pequeños sorbos que secan al galón, el sol que empieza a carcomer los brazos, la nuca, cierra los ojos , los abre, el coyote ha desaparecido, soledad, sin conocer a donde ir, ni que hacer, solo con el sol, su calor arribando a los 48°C, el camino de frente se diluye en espejismos, el agua se evapora, el cuerpo trata desesperadamente de nivelar su temperatura, eso a costa de perder su misma agua en sudor. Los escalofríos invaden las extremidades. El cansancio encadena los pies. No hay sonido, ni sombra ni ayuda que sobrevuele el cuerpo de un hombre a los 50°C de un desierto cruel. Toma sus ultimas orines, alucina a su padre, llora, pide perdón, esta casi desnudo, empapado en sudor, el corazón palpita rápidamente, a lo lejos un arbusto forma una leve sombra a las 3 de la tarde. Se adentra en el pequeño espacio, respira lento, se deja caer, se deja llevar, se queda dormido para nunca despertar.
El olor a muerte inunda el verano del Valle Imperial de California. Los buitres rápidamente avisan a los Rangers sobre la muerte de un migrante mas por las altas temperaturas del desierto. Los periódicos lo anunciaron en sus planas.
La noticia llego a los ojos del Dr. John Hunter. Leía con asombro la noticia. La impresión fue mayor pues esa zona es donde mantiene su proyecto de Water Station ( Estaciones de Agua) una organización civil sin fines de lucro que instala estaciones con agua purificada y así evitar mas muertes en el desierto norteamericano.
Fue una noticia similar lo que lo motivo a crear esta organización.
“ A nadie le gusta oír que en su casa mueren personas, es como saber que anda un asesino serial en tu cuadra, son cosas que no dejas pasar, y buscas solucionarlo”, me comenta John.
El Dr. John Hunter y su esposa mexicana Laura Hunter son una pareja conciente y de gran corazón. Desde el año 2000 crearon la organización Water Station. La organización funciona enteramente por los donativos de particulares y organizaciones con lo que compran los materiales para las estaciones. El demás trabajo es enteramente efectuado por un cuerpo de voluntarios.
Lo que hacen es establecer una estación con agua en las rutas en el desierto que consideran de alto trafico de personas. Una ves detectadas las zonas, mediante un análisis de detenciones efectuados por la Border Patrol, se marcan para instalar las estaciones.
La estación consiste en un tambo de color azul donde se le introducen cajas de 6 galones de agua natural. Una tapadera de madera con doble fondo para mantener fresco el espacio, con la palabra AGUA escrita sobre ella, y una bandera de color naranja como señal de ubicación.
Cada 15 días se reúnen en el Old Highway Cafe de Ocotillo. Algunas trocas se aparcan y solo se escucha canciones cinquenteras mientras toman café. 10 voluntarios se han reunido. Separados en parejas, cada una es encargado de establecer estaciones y rellenar las ya existentes.
Existe un gran respeto por su trabajo. Los oficiales de la Border Patrol y policías saben del trabajo que realizan los voluntarios de Water Station. Muchos saben del peligro que conlleva a los migrantes las altas temperaturas en el desierto, que en pleno verano alcanza los 50°C.
Aun así, confiesa Laura, algunas estaciones han sido objetos de vandalismo. Algunos malhechores han tomado los galones y agujerado la parte inferior del galón para que el agua se derrame y volverlos inservibles.
“ No hacemos nada ilegal. No promovemos en hacer un acto ilegal tampoco. Solo ayudamos a mantener vivos a quienes necesitan agua en el desierto. Es la gran diferencia. Puede ser un mexicano, un agente de la Border o un excursionista, hasta un esquimal perdido tiene la libertad de tomar esta agua que ofrecemos a los necesitados” me explica Laura.
En cuanto a la migración Laura opina, “Nos toca profundamente que un ser humano se arriesga a hacer eso en busca de un mejor futuro. Sigue pasando y seguirá pasando. No podemos cambiar las cosas, eso es algo que tienen que arreglar los políticos y los países. Pero estamos haciendo nuestra parte, para evitar que sigan muriendo inocentes”.
La temporada de calor ya se empieza sentir en la frontera norte del país. Desde finales de marzo hasta octubre funcionan las estaciones de agua de los Water Station. Apenas el fin de semana pasado, los voluntarios tenían como meta instalar 40 estaciones, sumando con las 100 que tenían que rellenar.
El Dr. Hunter espera llegar a las 200 estaciones para este verano, que se pronostica, puede llegar a ser uno de los peores veranos en años.
La satisfacción esta en saber de que su buena obra salva vidas. Han encontrado en las estaciones monedas de a peso como pago simbólico, y incluso recados de mexicanos agradeciendo el corazón de aquellos que dejaron esa agua en su camino.
En la camioneta de la organización se ven la pareja del Dr. Hunter y Laura regresar después de instalar varias estaciones desierto adentro. Las flores del ocotillo aun florecen y el viento tiene una frescura agradable. A lo lejos, se ve el sol que poco a poco ira incrementado su baño de calor en estas tierras desérticas. Otro verano mas vendrá, migrantes mas cruzaran, y todos esperamos, que las estaciones de agua de este heroico grupo de voluntarios humanistas eviten otro verano marcado con muerte.
0 comentarios:
Publicar un comentario