...hay dos formas de morir, dice el monje con un gato blanco dormido sobre su hombro...
Cuando el fuego te alcanze, podrás sentarte y meditar, conciente de que todo esto es una gran broma cósmica y que el sufrimiento y la desdicha, son tan ligeras como el aire que acumula las flamas en tu piel. Sólo el chasquido de las llamas serán el sonido de ambientación , de aquel acto que pasará rapidamente desapercibido.
Otra es que te dejes alcanzar por el fuego, aunque desesperadamente lo rehuyas. Que el pánico te invada cuando el fuego te suba desde los dedos hasta el último cabello, y así entres en un horrible llanto de dolor, que cada instante se vuelva uno peor, y que en las cenizas de tu cuerpo, quede por siempre ese recuerdo de un momento de sufrimiento.
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