Asentada la madrugada, una idea te llega corriendo, se forma en un personaje con una gran hazaña por cumplir. Dejas de inmediato la cama y corres por el pasillo hasta tu computadora. Eran las 3 o 4 de la mañana. El frío todavía surcaba por el cañon formado entre las teclas.
Poco te importó. Comenzaste a escribir del personaje ese, comenzaste en un frenesí de letras a formar el inicio y la forma de sus futuras aventuras. Continuaste sin casi pestañear, hasta que estabas cierto que habías terminado el primer capitulo. Respiras un poco y apunto de continua te das cuentas que has olvidado donde quedo tu personaje. No recuerdas de donde viene ni nada que tenga que ver con la historia.
Así que devuelves el cursor al inicio y relees el recién escrito, lo recuerdas con todos los detalles, tanto que apunto de continuar,
Te das cuenta que no has escrito nada.
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