PARAISO



Los paraísos existen en los sueños del hombre. Es una mezcla química entre nuestra realidad y la fantasía de nuestra imaginación. Somos la única especie capaz de recrear escenarios inexistentes, y mejor aun, hacer de ellos tan reales como el mismísimo instante. El teatro es un mundo a través del mundo los hombres. Una historia fugaz que existe mientras nace, se desarrolla hasta explotar en su clímax, y después desvanecerse hasta la nada. Existen obras donde el lenguaje es innecesario para comunicar. El cuerpo, elemento común que nos identifica como especie, es utilizado como lenguaje universal. Un pequeño universo  de teatro se baña de todos los colores del arcoiris. Sobre nuestra cabeza, una pantalla nos presenta de lejos las tierras de Zhejiang, aquella tierra al sureste de la costa China. Sobre los caminos de ese pueblo, su gente camina con sombrilla en mano, entre los puentes que separan a la tierra de sus venas de agua. Al fondo los lirios que invaden silenciosamente los estanques, pero que deleitan la vista con sus hermosas flores que contaminan de amor a cualquiera que ose verlas.

 

El desierto de Mexicali cobijo a sus primos hermanos de oriente, aquellos expertos en la contorsión y la danza, aquellos que conocen mejor hasta donde puede llegar la mente y el cuerpo si se le entrena. Donde mejor podrían los chinos de Expresiones Amorosas de Paraíso – Elegancias de Acrobacia de Zhejiang que presentarse en la tierra que fue forjada por manos mexicanas junto a manos chinas.

 

Aquellos que vi presentarse sobre el escenario, habían mutado a un tipo de humano superior. Aquellos artistas que volaban por los techos sujetos de una sola tela, que doblaban su cuerpo como si columna vertebral fuera apenas un resorte con garantía eterna. Son hombres y mujeres que han encontrado en la disciplina la perfección del cuerpo y la mente.

 


Serán acaso unos 30 jóvenes que no han conocido otro mundo que el de las artes escénicas. Pues bien es conocido la obsesión de China en el entrenamiento deportivo de sus mejores elementos. Aquellos que muestran aptitudes de excelencia física, son despojados de sus familias e internados en centros de alto rendimiento.

 

No se que tanto años tendrán, aun con mis acercamientos, no logro separar entre el físico de una sociedad pequeña genéticamente, o si de verdad sus caras me gritan que no pasaban mas allá de los 20 años de edad. Ninguna de las dos opciones me era descabellada, solo que mi chino es bastante malo, y su ingles[1] es inexistente.

 

Las delicias escénicas se prolongaron por 120 minutos. Sumergieron al escenario en los estanques orientales, donde la única guía depende de las raíces de aquellos lirios que se vuelven hogar de peces Koi al fondo

 


De la oscuridad nacen brillos que se conectan entre ellas para construir enormes castillos de carne dorada. Son las descendientes del Buda . Ha nacido un paraíso. Cada sesión del espectáculo internaba nuevo personajes que se convertían en seres amorfos, su cara de humano, su vestimenta de una bella especie natural, su arte magia de  dioses. Nadaban los cuerpos de los acróbatas como peces viajando en un mar de aire. Brincaban uno por uno por el aro que rompían a la superficie del exterior. La precisión en sus saltos, la confianza de conocer la física de la fuerza y el impulso. Los acróbatas saben exactamente cuanta energía necesitan llegar a donde deseen.

 

Después las féminas que modificaban toda regla de anatomía cientifica. Sus cuerpos flotaban en el aire como si el peso fuera apenas un suspiro sin aire. Si por ellas fuera podrían contener el peso de su cuerpo con la punta de su dedo meñique. Alcanzar con sus pies un mechón que se rebela en el peinado, o mejor la contorsión de figuras exquisitas. Luego sus pequeños pasos de ballet, tan precisos, sus delicadas manos que se dirigen suavemente a los brazos de su amado, quien la toma y la lleva al espacio. El baile de los cisnes orientales, el amor que los impulsaba fuera del escenario, volando sin alas ni red que los protegiera de la tierra.

 


Once fueron las estaciones que se plasmaron en los cuerpos de los orientales. Eran lugares que ellos conocían como las Nieves en Puente fracturado (Bambúes), la Perla del Lago Oeste (Copa rodante), un Loto en invierno (Invertido), y la obra maestra de los Amantes Mariposa (Hilaturas en Seda).

 


La magia de sus actos concluye por la sencillez en su forma de ser. Sus miradas llenas de humildad e inocencia emprenden la despedida. Justo termina la música china clásica, es sustituida por un pop electrónico Jacksoniano que les invade la médula con pasos de break. Rompen el aire en pedazos, proyectan la magia de la juventud acróbata. Las miradas del publico brillan maravillados. Algunos se paran a participar en el ritmo con sus palmas. Los pétalos de la obra se cierran con el desvanecimiento de las luces de colores. Cuando invade la oscuridad completa, el publico despierta de del ensueño,  con la plena seguridad de que tuvimos un sueño donde existía el paraíso.


[1] Ahora, se lo que algunos cagazones dirá, ingles, aviéntatelo en español. Pero es obvio amigos cagazones, que el ingles guste o no es un idioma comercial, y los chinos son por excelencia comerciantes. Por lo que por regla matemática, si aquellos jóvenes no podían mantener una conversación en ingles, mucho menos el alambre lingüístico del español.

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