Enormes ojos, físico curveado y estilizado, rasgos engrandecidos, personajes de fantasía, aventuras espaciales, enemigos monstruosos. El dibujo animado ha conseguido toda una nueva cultura a través del anime. La animación japonesa así se ha bautizado, divorciándose del estilo americano de dibujar. Alejándose del mainstream de historias románticas o el white trash norteamericano. La fantasía rodea los personajes del anime, la magia que circunda a personajes rellenos de sentimientos muy humanos, pero con poderes de transformación, levitación, o un animal parlanchín con capacidad de entablar una vida social estable. Los rasgos físicos de los personajes bien podrán repetirse en la mayoría de las series, mas el tema siempre girara en torno a diferentes misiones, complejas situaciones en mundos irreales. Defensores del universo, jóvenes magos intentando sobrevivir su juventud, héroes navegando el espacio, princesas, demonios y animales parlantes.
El mercado de jóvenes adeptos a la cultura del anime en México parece crecer día con día. Este fenómeno tiene especial resonancia debido a que no existe una razón geográfica o social clara para que exista tan adherencia a la cultura del anime japonés. Por que no tenemos mas vinculo físico con los japoneses que sus maquiladoras y su gastronomía tirada al arroz. Pero bien podría aventurarme a decir que especialmente esta frontera ha sido influenciada por la apertura tecnológica, el puente que ha unido los ojos de jóvenes curiosos con la cultura nipona del anime. Por que impresionantemente, no es que Baja California tenga una fuerte minoría japonesa, ni tampoco una difusión organizada del anime, sino que a través de redes sociales por internet se han ido propagando las diferentes series y productos, generando adeptos en cada generación.
La capital bajacaliforniana fue huésped del cierre del Segundo Ciclo de Anime Films celebrado en el CEART. En este se fusionaron los gustos del anime con las del videojuegos, que son afines, pues dentro del ciclo de creación del anime, siempre estará la ley natural que nace del manga ( equiparable a lo que en América se le llama comic) que se lleva al anime, y el anime que se lleva al videojuego
Televisores dando vida a las consolas de XBOX y Playstation 2. Controles esperando las caricias de las yemas de los dedos. Los botones y el cartucho de Smash Brothers, un señuelo natural.
Personajes del anime que han tomado el cuerpo de los jóvenes. Figuras con excéntricas vestimentas que caminan con el cuerpo erguido, rellenos de orgullo de pisar la tierra de los humanos. Deidara de la serie de Naruto. Mikoto de Princess Princess. La tímida Hinamori Amu de Shugo Chara ha borrado el nombre civil de aquella muchachita que camina feliz de puesto en puesto. El juego de “cosplay” se ha vuelto una tradición en las eventos de anime. Este permite y exalta a los asistentes a convertirse en sus personajes de anime favoritos. Suelen hacer pasarelas o un concurso para el mejor disfraz, en este caso recibiendo un jugoso premio monetario a la mejor personificación. Pero lo mas importante, mas que un disfraz que oculta, me figura que el cosplay es un disfraz que muestra sin tapujos el yo real del gustoso por el anime.
Quien entra a los terrenos del evento, es por que sabe a lo que va. Afuera queda ese mundo juzgón y malintencionado, por que en el anime los personajes pocas veces encajan en las reglas sociales, y de allí parte la identificación, de que cada quien es diferente en el mundo, y quien busca generalizar solo crea barreras que destruyen. Por que en el anime el mas simple y tímido es héroe, es fuerte y atrevido cuando las circunstancias lo ameritan.
Aquí, mientras caminan parece como que se ven en familia. Aquí es donde aquellos que en ese mundo que llaman “normal” tilda de raros, crean un mundo divertido, con juegos de video en línea, guitarras electrónicas con rolas de aquellos grupos de antaño, disfraces, ciclos de cortometrajes, conferencias, jóvenes que entablan épicas batallas con barajas mágicas.
Es aquí es donde comienza mundo paralelo del anime en México.