Creo
que uno de los aspectos que más me han sido difícil asimilar es el cambio. El
cambio constante. Uno fácilmente puede, incluso lo busca, un poco de
estabilidad, de paz. Pero la ilusión de ella, bueno es eso, ilusión. Lo cierto
es que hay ilusiones que pueden viajar con nosotros. Despertar. Comer una torta
ahogada. Besarte. Otras que parecen lejanas se vuelven pronto realidad. El
futuro no es tan lejano. Posiblemente se vengan una serie de cambios que
buscaba y que, de pronto, se vuelvan realidad en un corto-mediano se logren. Y
eso implica dejar esto, esto que se logró conseguir en 7 meses de trabajo. Que bendición
la mía. Y sin embargo no logro desaprenderme de aquello que se volverá ahora
parte de mi memoria, mis recuerdos que alguna vez desempolvaré, y luego el
suspiro.
Lluvia de Meteoros
No es que no tenga planes, simple y sencillamente reconozco que nunca salen como lo planeado. Se interponen episodios como meteoritos en una órbita que ignoro calcular. Detonaciones peligrosas, implosiones que tardarán en mostrar sus consecuencias. Los planes se quedan apilados entre preocupaciones momentáneas y e intentos de salvación. Fracasos todos, si esa es la perspectiva.
Cuando todo termina, miro alrededor.
Todo es / grietas / todo / destrucción
El zurco con las hierbas chamuscadas. Un meteoro ahora ya en manos de expertos que llevarán al pedestal del museo en turno. Yo al final, sentado con las piernas cansadas. Un poco
despeinado, pero no tanto como para no tomar el pecero hasta Estación Tacubaya
y emprender mi regreso.
Qué importa realmente. El único que documentó el hecho fui yo, con lujo en detalles. Los demás quedarán con el titular, el amarillento evento que comentarán por algunos fines de semana, sin capacidad alguna (mucho menos interés real) por reconocer los detalles, acceder a todas las aristas, el largo histograma que monte un paisaje lo más completo posible. No, sus cervezas borrarán vestigio de la historia, quedarán con su interpretación para emitir el juicio final. Ese que les condecora con una mirada sublime, una dedicación que recibo de todos lados. Los escucho callado. En veces quiero revirar los errores, las fallas en la historia. Comprendo el camino tomado; seguro yo mismo hubiera llegado a la misma conclusión. Pero éste no es el caso, no en mi caso. Sin embargo, el tiempo es corto y la estafeta se pasa de uno a uno en el acribille, en total ventaja que otorga el montonero, atracción al linchamiento colectivo, el poder que ofrece la multitud ante el individuo, ante mi, que doy tragos certeros a mi botella mientras escucho las ficciones a mi alrededor, del mito que generé de mi, una mentira que se creerán pos siglos y por ellos en algunos días, por mi placer y el suyo, alimentaré para que se mantenga vivo la idea, el mito caminando.
Qué importa realmente. El único que documentó el hecho fui yo, con lujo en detalles. Los demás quedarán con el titular, el amarillento evento que comentarán por algunos fines de semana, sin capacidad alguna (mucho menos interés real) por reconocer los detalles, acceder a todas las aristas, el largo histograma que monte un paisaje lo más completo posible. No, sus cervezas borrarán vestigio de la historia, quedarán con su interpretación para emitir el juicio final. Ese que les condecora con una mirada sublime, una dedicación que recibo de todos lados. Los escucho callado. En veces quiero revirar los errores, las fallas en la historia. Comprendo el camino tomado; seguro yo mismo hubiera llegado a la misma conclusión. Pero éste no es el caso, no en mi caso. Sin embargo, el tiempo es corto y la estafeta se pasa de uno a uno en el acribille, en total ventaja que otorga el montonero, atracción al linchamiento colectivo, el poder que ofrece la multitud ante el individuo, ante mi, que doy tragos certeros a mi botella mientras escucho las ficciones a mi alrededor, del mito que generé de mi, una mentira que se creerán pos siglos y por ellos en algunos días, por mi placer y el suyo, alimentaré para que se mantenga vivo la idea, el mito caminando.
Sobre el amor y otros demonios
Sufro con cada respiro. Sufro de sólo pensar que nunca más
la podré ver, que se perderá entre la niebla de la gran ciudad y no sepa dónde
encontrarla. Entonces su recuerdo se vuelve un fantasma, un mito que nadie cree
por que ya no existe. Por que se fue y
talvez nunca regrese. Algunos me dicen que el tiempo lo cura todo. Pero el
tiempo no te regresa los buenos tiempos que compartiste, no me regresarán sus
besos ni su cuerpo que abracé en las noches de lluvia, ni su carcajada loca que me
contagiaba de alegría y podía ver en sus ojos que conmigo fue por momento
completamente feliz.
Por si la ven, si la conocen le puedan decir que siento un
dolor intenso que me domina, que no me deja ver, que no me deja pensar. Que
escucho el eco de su voz besarme las mejillas, los ojos, mi alma. Que la amo como nunca he
amado, que espero el momento en que Dios me regale un encuentro, tan
sólo uno más, para al menos verte y saber que eres feliz, aunque no sea
conmigo.
(te)Deseos de Año Nuevo
Quiero decirte las cosas las palabras más hermosas que guarda el olvido,
esconderme en mis palabras para que hablen por mi,
Soy el el adorno donde cuelgan estas frases sin lema,
no soy error
soy palabra
soy una letra que en una oración eterna
Deseo configurarte entre mis síntomas
purificación
aumento
creo
crea
crees?
entre el tumulto me siento frente a ti con palabras clavadas en los labios
sonriendo porque sonreir
es apenas un acto con siete pasos.
Lloran por tu alegría
Hay ollín en las esquinas. Un polvo que flota en el cuarto, se esconde detrás de los objetos y te mira perdido, sin las llaves para arreglar una máquina que se hunde en un mar muerto. Las escotillas no fueron construidas con ventana. Todo entra, todo se escucha. Cuando la desesperación llegue al límite, intentaré salir por ese boquete redondo, sacaré la cabeza y miraré las nubes que siempre caminan entre los truenos y relámpagos de los dioses, y yo comprenderá que no hay nada que cambiar, que las cosas caen por ley natural, que las palabras son un escudo de papel y solamente los más aptos logran abrir puertas en paredes de piedra. Sientes un objeto en tu pantalón. No puede ser un arma, es algo más pequeño. Es el pedazo de carbón que libera todo este ollín. Mancha tus manos, un negro inmenso. Volteas a la entrada. Allí está la puerta por donde llegaste. Podrías dibujar la salida pero no puede superar lo que ya conoces, ese orificio que te separa de lo real, de todo aquello que has creado en tus historias, un desenlace que tomará toda tu vida y la volverá un epidosio heroico. Un grato instante en que respiras las nubes que lloran por tu alegría.
Digestión artística
Un dia me preguntaron como obtenía la inspiración. En esos tiempos no entendía muy bien el concepto. Para mi la "cosa" simplemente fluía. Cuando las gotas dejaron de chorrear, entonces entendí que su carencia era lo contrario a la inspiración. Esa vez yo le respondi que para mi todo era un acto muy natural. Muy sencillo, como comer. Si pides una torta ahogada con carnita masisa y buche (receta original) bañado en su salsa de tomate con tomillo y luego algo de poderoso chile para hacer llorar, y luego sobrevives al encuentro y sigues tu día hasta que, en el momento preciso tu digestión anuncia la evacuación inmediata. Así yo pienso del arte. Trago de todo, la vida completa con sus olores, su energía coloreada, las palabras y los silencios, los besos, la nostalgia, el miedo y la fe. Todo lo que implica vivir en un bocado cada segundo, hasta que, en el momento preciso una digestión muy adentro de mi anuncia la evacuación inmediata. Lo divertido es canalizar todo esto en la forma que más nos plazca. Y así por eso pienso que todos podríamos hacer arte. Sin más.
Encontrarte
Has deseado encontrarte por años.
Tu padre te encuentra tomando una cerveza y te comenta que hay pendientes en casa, súbete al automovil. Él maneja.
Tú nunca tomas cerveza, curioso que él no se haya dado cuenta.
Tú tomando el café terminas de leer un parrafo al cual le dedicas segundos de tu pensamiento. Intentas deshilacharlo, remendarlo, acomodarlo a tus medidas de cintura y el largo de tus brazos.
Decides no terminar el café y visitar a tus padres.
Tu abres la puerta.
Tu sentado en el sofá, tomando el café exactamente como tu lo haces.
Tus hermanas sospechaban desde un principio, pero no se atrevían comentarlo frente a tu padre que actuaba con toda soltura contigo.
Tus ojos. Sus ojos, tuyos.
Tu padre te encuentra tomando una cerveza y te comenta que hay pendientes en casa, súbete al automovil. Él maneja.
Tú nunca tomas cerveza, curioso que él no se haya dado cuenta.
Tú tomando el café terminas de leer un parrafo al cual le dedicas segundos de tu pensamiento. Intentas deshilacharlo, remendarlo, acomodarlo a tus medidas de cintura y el largo de tus brazos.
Decides no terminar el café y visitar a tus padres.
Tu abres la puerta.
Tu sentado en el sofá, tomando el café exactamente como tu lo haces.
Tus hermanas sospechaban desde un principio, pero no se atrevían comentarlo frente a tu padre que actuaba con toda soltura contigo.
Tus ojos. Sus ojos, tuyos.
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